Entre viajes y otras ocupaciones, de cinco días tuve dos para conocer Doñana y pajarear, que en este caso se hacen un poco escasos. ¿Por qué? Porque si tuviese que definir Doñana con una palabra, esta sería INMENSO...

En solo dos días no me dio tiempo a visitar otros lugares que me apetecían, como el acantilado fosil de El Asperillo, las marismas del Odiel, Río Tinto, la sierra de Aracena... había que seleccionar, y me centré en Doñana.
En esta primera entrada me centraré en la visita guiada a la zona sur del parque, fundamentalmente sistema dunar. No me suelen gustar estas actividades turísticas, pero para un simple visitante como yo es prácticamente la única manera de conocer el sistema dunar y el interior del Parque Nacional, cuyo acceso está absolutamente restringido. Además, también es una forma de dejar algo de dinero "verde" y crear economía alrededor de la conservación, así que hice de tripas corazón y soporté gustosamente el que en mi grupo me tocasen un grupo de adolescentes con zapatos de tacón dedicados/as infatigablemente al noble arte del ligoteo y a engullir patatas fritas sabor alioli... a cambio, me tocó un buen guía, muy didáctico y del que saqué unas cuantas cosas sobre el funcionamiento y problemática de Doñana.
En esta visita, que me ocupó toda la mañana, visitamos el sistema dunar, de hasta 4 km de ancho y que se extiende a lo largo de 33 km de playa. Una de las cosas que me quedó por hacer fue algún recorrido a pie por esta playa, en el que me habría encontrado una buena ración de chorlitejos patinegros. No obstante, en esta época supongo que la playa no estará tan rebosante de vida de limícolas y gaviotada como durante la invernada. Únicamente pude ver algún grupillo de correlimos tridáctilos y algún otro de patiamarillas, todas de primer o segundo invierno.
Una cosa que me llamó la atención fue la presencia humana en la playa. LLegó a parecerme una auténtica carretera, con gran cantidad de vehículos circulando en bajamar por la orilla, desde la policía hasta los autobuses turísticos hasta los propios pescadores y mariscadores. Hay una buena cantidad de gente con permisos para continuar realizando actividades tradicionales en la playa, ya sean mariscadores que se dedican a recoger coquina como pescadores de trasmallo. Estos últimos viven en chabolas situadas en medio de las dunas, provocando una estampa realmente peculiar.








El problema es que este acuífero, recargado por el sistema dunar, está al límite de su capacidad debido al uso intensivo debido a la agricultura y fundamentalmente la urbanización de la costa. Puede parecer extraño el decir que una urbanización situada a 40 km puede dañar Doñana, pero el agua que consume procede de este acuífero, cuyo nivel está bajando tanto que está a punto de provocar la entrada del agua marina. Esta sobreexplotación supondría no solo un problema ecológico, ya que Doñana vive de este acuífero, pero también viven y beben de él decenas o cientos de miles de habitantes de la provincia...
El agua "sobrante" del acuífero es evacuada de manera natural hacia el mar o hacia la Vera, zona de ecotono entre la duna y la marisma, que gracias a este aporte hídrico permanece verde todo el año siendo así clave para la vida de multitud de fauna durante los meses estivales en los que la marisma permanece seca.












Ansioso estamos ya por la proxima entrada, que no se retrase mucho....
ResponderEliminarSaludos.
Lo mismo digo...aguardamos con mucho espectación el segundo capítulo!!
ResponderEliminarque envidia sana.
ResponderEliminaresto si que mola y no el lost ese de marras...
Franqui
Hola chicos,
ResponderEliminarMañana segunda parte... bueno Franqui, tus fotos de Asturies si que dan envidia sana...
Apertas
Que interesante!!!,incluso para una inculta ornitológica como yo!!! jejeje!!! Pero también estoy deseando seguir leyendo...
ResponderEliminar