miércoles, 31 de octubre de 2007

28 de Octubre. Costa de Dexo, Cecebre, y dos cabreos

El domingo 28 de Octubre me levanté tempranito con la intención de pasar la mañana en Mera y Dexo. Hace tiempo que me hice el firme propósito de no volver en fin de semana, pero al final siempre caigo... Me dirigí a Montemeán, zona con poco uso público, pero al llegar me sorprendió la cantidad de coches que había. Cuando llevaba 20 m andando caí en la cuenta: temporada de caza, domingo por la mañana. Entre lo acojonados que debían de andar los bichos y la posibilidad de recibir un perdigonazo en la cabeza, huí despavorido. Fuí entonces hasta Seixo Branco. Los que lo conozcais sabreis que es una zona muy visitada: una decena de ciclistas haciendo mountain-bike, algún pescador, algún desaprensivo robando percebes, y muchos grupos, parejas, familias...paseando y disfrutando del paisaje. Lo que no esperaba era encontrar entre toda esa marabunta... más cazadores.

Dos a cada lado de la pista principal, con la escopeta preparada y los perros pululando de un lado a otro. Un ciclista casi se cae al esquivar a un can, un niño llorando por que no quería moverse hasta que "las escopetas" se marchasen, gente marchándose ante la incomodidad de la situación... y los cazadores a lo suyo, mirando ávidamente hacia los tojos y azuzando a los perros, todo esto a no más de 10-20 m de la gente. Me pareció una falta total de sentido común, además de una muestra de inconsciencia absoluta y una prueba de la falta de regulación y ordenación de determinados usos en el terrorio, y más en un espacio natural protegido.

Ante esta situación, con el cabreo que os podeis imaginar y después de una enganchada con estos "cazadores", decidí que lo mejor sería marcharme. Hice una paradita en la playa de Mera, donde conté 23 vuelvepiedras (Arenaria interpres) y 5 gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus), poniendo a continuación rumbo a Cecebre.

En Cecebre (Río Mero)pude comprobar que el nivel del agua ha bajado muchísimo, dejando a la vista grandes extensiones de lodo, hábitat propicio para las limícolas. De todos modos, no vi demasiadas, y desgraciadamente no puedo mostraros lo que vi por que por problemas "logísticos" he perdido todas las fotografias que saqué, al igual que las de los días que visité Veiga do Pumar, Riocaldo, etc (que relato en la siguiente entrada).

Lo que me pareció más interesante fue un ejemplar de Motacilla flava flavissima muy cerca del observatorio, primera cita personal de ésta subespecie. Estuve en las dos márgenes de la cola del Mero (la orilla opuesta al observatorio es la más adecuada para ver las anátidas), viendo pero sin contar las siguientes especies:

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)
Garza real (Ardea cinerea)
Focha común (Fulica atra)
Barnacla canadiense (Branta canadensis) entre los ánsares comunes (Anser anser)
Ánade real (Anas platyrhynchos)
Pato cuchara (Anas clypeata)
Cerceta común (Anas crecca)
Porrón común (Aythya ferina)
7 avefrías (Vanellus vanellus)
5 archibebes claros (Tringa nebularia)
Bisbitas comunes (Anthus pratensis)
Un bando numeroso y muy ruidoso de cornejas (Corvus corone)
Parece que ya no está la pescadora (Pandion haliaetus)

En un momento determinado, y mientras observaba 2 archibebes, de repente levantaron el vuelo. Me asusté. Pensé "¿será mi culpa?¿me habré acercado demasiado?". Pero no. Hasta ese momento no había prestado atención a un ruído sordo y lejano, absorto en mis pájaros. Pero cuando de repente se levantaron también cientos de patos, los cormoranes empezaron a chapotear ruidosamente intentando levantar el vuelo y todo el resto de aves se levantó, casi tapando el sol, me di cuenta de lo que pasaba. El ruído se hace más fuerte. Segundo cabreo. Alguien eligió los prados de la orilla del embalse como pista de despegue de su parapente a motor (¿se llama así?). Resignado, recojo mis bártulos y me voy a comer...

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