domingo, 23 de mayo de 2010

Doñana I

Aprovechando el puente de la Ascensión y las Letras Galegas, este blog se trasladó el pasado fin de semana a Doñana, en una visita rápida pero que mereció ampliamente la pena, y de la que daré cuenta en esta y posteriores entradas.

Entre viajes y otras ocupaciones, de cinco días tuve dos para conocer Doñana y pajarear, que en este caso se hacen un poco escasos. ¿Por qué? Porque si tuviese que definir Doñana con una palabra, esta sería INMENSO...

Más de 50.000 ha de parque nacional y otras tantas de parque natural, concebido éste como una zona perimetral de protección del parque nacional. Desde luego que uno se espera algo grande, pero no esas llanuras inmensas, con marisma hasta donde te alcanza la vista, o un sistema dunar en el que mires hacia donde mires no ves donde acaba la arena.

En solo dos días no me dio tiempo a visitar otros lugares que me apetecían, como el acantilado fosil de El Asperillo, las marismas del Odiel, Río Tinto, la sierra de Aracena... había que seleccionar, y me centré en Doñana.

En esta primera entrada me centraré en la visita guiada a la zona sur del parque, fundamentalmente sistema dunar. No me suelen gustar estas actividades turísticas, pero para un simple visitante como yo es prácticamente la única manera de conocer el sistema dunar y el interior del Parque Nacional, cuyo acceso está absolutamente restringido. Además, también es una forma de dejar algo de dinero "verde" y crear economía alrededor de la conservación, así que hice de tripas corazón y soporté gustosamente el que en mi grupo me tocasen un grupo de adolescentes con zapatos de tacón dedicados/as infatigablemente al noble arte del ligoteo y a engullir patatas fritas sabor alioli... a cambio, me tocó un buen guía, muy didáctico y del que saqué unas cuantas cosas sobre el funcionamiento y problemática de Doñana.

En esta visita, que me ocupó toda la mañana, visitamos el sistema dunar, de hasta 4 km de ancho y que se extiende a lo largo de 33 km de playa. Una de las cosas que me quedó por hacer fue algún recorrido a pie por esta playa, en el que me habría encontrado una buena ración de chorlitejos patinegros. No obstante, en esta época supongo que la playa no estará tan rebosante de vida de limícolas y gaviotada como durante la invernada. Únicamente pude ver algún grupillo de correlimos tridáctilos y algún otro de patiamarillas, todas de primer o segundo invierno.

Una cosa que me llamó la atención fue la presencia humana en la playa. LLegó a parecerme una auténtica carretera, con gran cantidad de vehículos circulando en bajamar por la orilla, desde la policía hasta los autobuses turísticos hasta los propios pescadores y mariscadores. Hay una buena cantidad de gente con permisos para continuar realizando actividades tradicionales en la playa, ya sean mariscadores que se dedican a recoger coquina como pescadores de trasmallo. Estos últimos viven en chabolas situadas en medio de las dunas, provocando una estampa realmente peculiar.

En cada una de estas torres defensivas habita una pareja de halcón peregrino, podeis intuír la silueta de uno en lo alto de la torre.

Una vez internado en el sistema dunar, lo primero que te sorprende es su enorme extensión...

A lo lejos empiezan a divisarse algunos corrales, formaciones de pinar y matorral atrapadas y engullidas por las dunas en su avance.

Estas avanzan entre 3 y 6 m al año, sepultando a los pinares, que rebrotan de nuevo una vez que pasa la duna. Así, en cada corral se puede apreciar una sucesión en las alturas de los pinos, siendo siempre más altos los más próximos al mar (más alejados de la cola de la duna, y que por lo tanto han tenido más tiempo para crecer).

La única especie vegetal que es capaz de esquivar el avance de las dunas es el enebro, que con sus raíces flotantes "surfea" sobre la duna. También hace algo parecido la Ammophila, que contribuye a fijar y ralentizar el avance de las dunas. Sin su acción, la velocidad de las dunas sería tal que no daría tiempo a la regeneración de los corrales.

Este sistema dunar, en apariencia desértico, tiene una función hidrológica fundamental, ya que es el encargado de recargar el acuífero, filtrando hacia este las aguas de lluvia que caen sobre él. La marisma no puede ejercer esa función ya que su sustrato es impermeable, perdiéndose finalmente el agua por evaporación.

El problema es que este acuífero, recargado por el sistema dunar, está al límite de su capacidad debido al uso intensivo debido a la agricultura y fundamentalmente la urbanización de la costa. Puede parecer extraño el decir que una urbanización situada a 40 km puede dañar Doñana, pero el agua que consume procede de este acuífero, cuyo nivel está bajando tanto que está a punto de provocar la entrada del agua marina. Esta sobreexplotación supondría no solo un problema ecológico, ya que Doñana vive de este acuífero, pero también viven y beben de él decenas o cientos de miles de habitantes de la provincia...

El agua "sobrante" del acuífero es evacuada de manera natural hacia el mar o hacia la Vera, zona de ecotono entre la duna y la marisma, que gracias a este aporte hídrico permanece verde todo el año siendo así clave para la vida de multitud de fauna durante los meses estivales en los que la marisma permanece seca.

La Vera está llena de vida, y tras la Vera, está la Marisma, la inmensa Marisma, pletórica en esta época del año. Al llegar a ella, nos sobrevuelan un bando de moritos, mis primeros moritos, mientras un pequeño grupo de flamencos, mis primeros flamencos, se alimentan en el agua. Primer subidón ornitológico.

Subidón por 4 flamencos... quien me iba a decir a mi lo que me esperaba al día siguiente...

Este es el camino utilizado por las cofradías que se dirigen al Rocío procedentes de Huelva:

Los cotos, dunas ya estabilizadas sobre las que crecen pinares y un abundante matorral, también rebosan de vida, en forma de jabalíes, gamos y ciervos.

El sotobosque de estos pinares está compuesto por sabinas, camariña, lentisco, jara, zarzaparrilla, adelfa, trovisco, palmito, etc. Esta es la casa del lince...

Donde el coto alcanza el Guadalquivir se encuentra el Poblado de la Plancha, ejemplo restaurado de los asentamientos de los antiguos pobladores de la marisma, que se dedicaban entre otras cosas a la fabricación de carbón.

Estamos en la desembocadura del Guadalquivir, que aquí alcanza los 1.200 m de ancho.

Esta ruta por la zona sur del Parque Nacional de Doñana me permitió aproximarme a lo que es, como es y como funciona Doñana. Ya faltaba menos para las sesiones intensivas de pajareo... continuará.

5 comentarios:

  1. Ansioso estamos ya por la proxima entrada, que no se retrase mucho....
    Saludos.

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  2. Lo mismo digo...aguardamos con mucho espectación el segundo capítulo!!

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  3. que envidia sana.
    esto si que mola y no el lost ese de marras...
    Franqui

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  4. Hola chicos,

    Mañana segunda parte... bueno Franqui, tus fotos de Asturies si que dan envidia sana...

    Apertas

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  5. Que interesante!!!,incluso para una inculta ornitológica como yo!!! jejeje!!! Pero también estoy deseando seguir leyendo...

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