viernes, 28 de mayo de 2010

Doñana V y final. Éxtasis

Esto es lo que se encuentra uno al entrar en la cafetería del centro de visitantes Jose Antonio Valverde. Puedes sentarte a tomar una caña mientras contemplas, a través de unos grandes ventanales, como miles de parejas de moritos, garcillas bueyeras, martinetes y garcillas cangrejeras se dedican incansablemente a fabricar sus nidos, incubar sus huevos o alimentar a su prole.

Si uno se asoma a un ventanal se encontrará con esto:

Un grupo de Tamarix spp. en medio del humedal se encuentran absolutamente colapsados por miles de nidos, con la friolera de 4.500 parejas de morito. Esta cifra representa el doble de las parejas que había el año pasado, algo que me parece asombroso y que la convierte en la mayor colonia de nidificación de esta especie en Europa. Hace 15 años era raro ver un morito por aquí...

El único ruído que oyes, ya desde que te bajas del coche, son los reclamos y gritos de miles de ardeidas; el espectáculo es sencillamente impresionante, desde luego merece la pena el largo y a veces incómodo camino que hay que recorrer para llegar hasta aquí.

Os pongo algunas de las fotos que saqué en la colonia:

Después de pasarme una hora y pico alucinando con la colonia, decidí seguir camino. Me recomendaron seguir la pista perimetral hacia el oeste, ya que este año llovió mucho, hay mucha agua y esa zona parece ser que estaba bastante bonita este año, y alli encontraría bastantes flamencos.

Así que hacia allí me fui, siguiendo la pista que tantas alegrías me había dado durante la mañana. Grupitos de flamencos pasaban sobre mi cabeza, hacia el punto al que yo también me dirigía.

Ya había recorrido casi 15 kilómetros desde el inicio de la pista, y el paisaje del parque nacional, ahora a mi izquierda, seguía siendo éste:

Con una diferencia: ahora a mi derecha, donde antes había parcelas agrícolas, ahora tenía el parque natural, con este aspecto:

Pagazas piquinegras, fumareles cariblancos, avocetas y cigüeñelas por todas partes...

En pleno frenesí reproductor,

y nidos por todas partes, allí donde el agua lo permitía:

Poco a poco, el paisaje a mi izquierda iba cambiando, transformando la marisma en amplios pastizales encharcados...

De repente, me quedé sin palabras...

Miles, miles y miles de flamencos por todas partes, puntitos rosas y blancos cada vez más pequeños hasta donde me alcanzaba la vista...

Las lluvias de este invierno le han dado a la marisma un aspecto impresionante, a rebosar de agua como no se veía en mucho tiempo. Hay aves por todas partes, no tan concentradas como otros años, y la cantidad de flamencos se ha incrementado espectacularmente. Según me comentaron, en esto ha influído también que esas mismas lluvias han provocado el efecto contrario en Fuentedepiedra, principal bastión reproductor de la especie y donde la subida de las aguas ha anegado gran parte de la superficie en la que crían los flamencos, provocando el aumento de población reproductora en Doñana.

Puedo decir que el rato que pasé aquí fue el momento más impresionante ornitológicamente hablando de mi vida... no puedo explicar, por mucho que diga o muchas fotos que ponga, lo lleno que se siente uno en medio de esta llanura infinita, sin una sola alma en kilómetros a la redonda, un silencio unicamente roto por el sonido de las aves, miles de flamencos a tu alrededor y aguiluchos laguneros y cenizos, flamencos, garzas imperiales, etc volando sobre tu cabeza...

Una gozada. Estuve aquí hasta que el sol empezó a caer, y llegó el momento de irse, absolutamente extasiado. Regresé por una pista distinta, bordeando el parque natural en una zona de humedales con bastante representación de las anátidas (y similares) omnipresentes en todas las zonas húmedas del entorno en esta época del año:

- Zampullín chico
- Somormujo lavanco

- Ánade friso
- Azulón
- Pato colorado

- Porrón europeo
- Focha
- Cuchara europeo, menos abundante pero también presente en esta zona.

También los fumareles cariblancos se afanaban en pescar sin descanso:

Pero Doñana me tenía reservada su última sorpresa... ya al final del trayecto, una focha sale a aguas libres. Como iba despacio, paro el coche y cojo los prismáticos para echarle un vistazo...

Focha moruna. Una de las joyas de los humedales del sur. Bimbazo y traca final para acabar mi visita a Doñana...

Me quedaron por visitar muchas zonas, tenía pensado ir a la Dehesa de Abajo, los arrozales de Isla Mayor... además de otras zonas del entorno, que por falta de tiempo no pude conocer. Pero la satisfacción con la que acabé este día desde luego fue infinita... a que esperais para ir a Doñana?

2 comentarios:

  1. Buah que bien trasladas al lector a esos idílicos paijajes plagados de bichos. Me pusiste los dientes largos, de hecho creo que me salieron colmillos como un vampiro...
    Un abrazo y enhorabuerna por los bimbos y observaciones

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  2. Enhorabuena, macho.
    Habrá que ir a Doñana algún día a flipar, y a sacar unos cuantos bimbos de esos que te sacaste tú.
    Que envidia!!!!!!
    Un saludo

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