jueves, 27 de mayo de 2010

Doñana IV. Aventura

Después del Rocío, puse dirección a Villamanrique de la Condesa. Desde allí, un recorrido de unos 20 km hasta llegar al centro de Visitantes Jose Antonio Valverde, lugar al que todo el mundo me recomendó ir para ver la colonia de ardeidas situada en sus inmediaciones. El recorrido transcurre por pistas agrícolas de tierra, y varias personas me recomendaron que preguntase por el estado de las pistas, que podrían llegar a estar muy mal por culpa de la lluvia y el mantenimiento. Incluso me avisaron de que tal vez no sería capaz de llegar si no iba con un todoterreno. Y a mi peugeot le falta mucho para llegar a esa categoría.

LLegar al centro de visitantes es como recorrer un pequeño laberinto de 20 km de pistas de tierra, por una extensa llanura agrícola y con muy escasas indicaciones de que pista debes seguir. Por contra, también me habían dicho que el viaje era altamente recomendable para pajarear. Así que hacia allí fui, sin saber muy bien lo que me iba a encontrar y un poco inquieto al principio.

Bermudas, gorra, cremita a tutiplén, ventanillas bajadas, agua y los prismáticos en el regazo, listos para cualquier alarma. Calma, 20 km/h y ojos atentos, y allá vamos, 3 horas de aventura buscando un centro de visitantes en medio de la inmensidad sin saber por donde tirar, y miles de aves saliendo a mi encuentro...

Este es el paisaje que me encontré en el recorrido, una enorme llanura de marisma transformada al norte del parque nacional, con un uso agrícola intensivo, cereales, arrozales, canales de regadío y páramos, casi ninguna construcción, ninguna persona y aves acuáticas y esteparias a tutiplén.

Justo al separarme de la carretera y empezar a recorrer las pistas, me encontré un prado húmedo con ganado en el que había una buena cantidad de:

- Canastera

- Morito

- Cigüeñela
- Garcilla bueyera

Un buen rato estuve allí disfrutando especialmente de las canasteras, nueva especie para mi. Después de esto empecé el recorrido, que fui capaz de seguir perfectamente hasta el último desvío, en el que equivoqué la pista. Bendita equivocación...

Durante el recorrido algunas de las especies vistas fueron las siguientes:

- Espátula
- Cigüeña blanca

- Garza real
- Garceta
- Azulón
- Milano negro. Por todas partes, y una concentración de 11 posados en una parcela arada recientemente.
- Aguilucho lagunero, una preciosa pareja.

- Culebrera europea
- Cernícalo primilla. Abundantes y ocupando cajas nido situadas en los postes eléctricos.

- Focha
- Vencejo común
- Vencejo pálido. Miles, miles y miles de vencejos volando a muy baja altura, casi chocándose conmigo, y entre ellos muchos vencejos pálidos, que ahora puedo decir que, efectivamente, son pálidos. Hubo un momento en que la cantidad de vencejos que tenía a mi alrededor era impresionante.
- Abejaruco

- Cogujada, muy abundantes en los bordes de los caminos (Galerida cristata/theklae)
- Golondrina común
- Avión común
- Lavandera boyera
- Buitrón
- Gorrión moruno. Grupitos bañándose en los charcos situados al borde de la pista.
- Triguero
- Terrera
- Terrera marismeña. Tenía muchas ganas de ver a las dos especies de terreras. Esperaba verlas aquí, y aquí estaban...

Ya llevaba una hora de recorrido, muy contento porque me habían dicho que el camino merecía la pena y se estaba confirmando: un paisaje espectacular, llanuras inmensas y yo solo allí enmedio. Entonces, en un momento en el que había parado el coche para observar un grupillo de terreras que se me habían posado delante, vi a mi derecha y a lo lejos un pequeño humedal que me llamó la atención. Me bajé del coche y dirigí hacia allí el telescopio, y en una pequeña isleta pude divisar una buena cantidad de bicherío.

Las condiciones de observación eran malas por que estaban lejos, a mi misma altura y por el calor la reverberación era muy intensa. Pero en esa pequeña charca en medio de parcelas agrícolas, además de dos flamencos, había una colonia reproductora con parejas de:

- Chorlitejo chico
- Cigüeñela
- Gaviota reidora

- Gaviota picofina
- Gaviota patiamarilla
- Pagaza piquinegra

Un verdadero espectáculo encontrarme eso en un sitio tan inesperado... una gozada.

Seguí camino y poco después, llegado el momento de coger el último desvío hacia el centro de visitantes, en vez de girar a la derecha seguí de frente. Bendita equivocación dije antes... ese error provocó que en vez de llegar a mi destino, situado en la pista perimetral que bordea el parque nacional por el norte, llegué a esa misma pista pero en otro punto. No sabía exactamente donde estaba, si al este o al oeste del centro de visitantes. Opté por tirar hacia la izquierda, a ver a donde llegaba.

Ese tramo fue sencillamente indescriptible. Bordeando la marisma por su extremo norte, yo en la pista y al otro lado del vallado una inmensa llanura de marisma inalterada, hasta donde alcanza la vista. Circulando muy despacio y esquivando los baches, a mi paso se iban levantando todo tipo de especies...

Este era el paisaje que tenía a mi derecha:

Había de todo:

- Moritos por todas partes
- Flamencos por todas partes
- Espátulas por todas partes. Absolutamente nupciales y asombrosamente espectaculares...

- Martinetes por todas partes

- Garzas imperiales, 4 o 5 impresionantemente bonitas. Es una de las especies que más ganas tenía de ver desde hace mucho tiempo.

- Garzas reales

- Garceta
- Garcilla bueyera
- Ánade friso
- Azulón
- Águila calzada
- Cigüeñela
- Avoceta
- Archibebe común
- Focha
- Calandria. La otra especie de aláudido que me quedaba por ver.

Pasé un campamento llamado Huerto Tejada, en el que si no me equivoco reside personal del parque. Llegué al final de la pista... y nada.

Di la vuelta y tiré hacia la derecha... y el panorama no cambiaba. Unos diez kilómetros después, el paisaje seguía siendo éste:

Fue sencillamente impresionante... Lo malo es que hacía calor, llevaba 3 horas de camino, polvo por todas partes, eran las 16:30 y aún no había comido... empezaba a estar impaciente por llegar al centro de visitantes... por fin, unos kilómetros más por esa pista interminable a lo largo de esa marisma interminable, llegué a mi destino.

Aparqué, entré en la cafetería de este local público, que actúa casi como área de servicio en medio de la nada, y después de ver la cara de odio del "camarero", opté por volver a enfundar mi bocata y salir a comérmelo sentado debajo de un árbol.

Después volví a entrar...

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