Acaba de ser declarada una nueva Reserva de la Biosfera en Galicia, la cuarta tras Terras do Miño, Ancares y Allariz. Se trata de la primera compartida entre comunidades autónomas, ya que abarca territorios tanto de Galicia como de Asturias, correspondiendo a Galicia aproximadamente dos tercios tanto de la superficie (158.883 ha) como de la población afectada por la declaración (repartida en 7 municipios)
Se trata de una zona de un elevado interés natural, ya que incluye desde el Estuario del Eo (de importancia para aves marinas y acuáticas) hasta zonas de media montaña en las estribaciones de Os Ancares, incluyendo parajes como el valle del Rao (Negueira de Muñiz y A Fonsagrada), principal área de campeo del Oso Pardo en Galicia. Entre ambos, toda la cuenca del río Eo, con zonas de un elevado valor botánico como por ejemplo la Fraga da Marronda (Baleira), con algunos de los escasos hayedos existentes en Galicia.
Por lo tanto, parece en principio una buena noticia, aunque personalmente me permito dudar de su eficacia a la vista de la experiencia existente hasta ahora con las Reservas de la Biosfera. Se trata ésta de una figura de protección meramente testimonial, ya que no lleva asociado ningún tipo de planteamiento legislativo ni de gestión: es un reconocimiento público de los valores naturales, paisajísticos y etnográficos por parte de la UNESCO y desde un punto de vista, digamos, turístico. En este sentido, puede tener valor de cara a promover un desarrollo sostenible de la zona, pero no supone ninguna garantía para la conservación de sus valores naturales. De este modo, se puede dar la paradoja de que los mismos concellos, instituciones... que solicitan su declaración, sean promotores a raíz de ésta de proyectos que atenten contra los valores de la propia Reserva: la declaración de ésta se utiliza como reclamo para subvenciones con supuestos fines medioambientales (con operación de imagen "verde" imagen y reclamo de votos asociados) que se emplearán para todo lo contrario de lo que deberían.
El ejemplo lo tenemos en la Reserva de la Biosfera Terras do Miño, la primera declarada en Galicia y que abarca prácticamente media provincia de Lugo, con LIC´s como Xistral o el Ladra-Parga-Támoga. La Declaración facilitó indirectamente (no trae aparejada ningún tipo de financiación) la llegada de fondos que los concellos y/o gestores de la Reserva utilizan para la realización de supuestos proyectos medioambientales como paseos fluviales, canalizaciones del Miño en el entorno de zonas de interés elevado como la Insua de Burneiros, obras faraónicas que supuestamente serán observatorios de aves, etc. por no hablar de la persistencia de impactos como los que se han iniciado este mismo verano y fácilmente observables: desmontes y excavaciones en el interior de la zona núcleo de la reserva, en el que es prácticamente el único bosque de inundación bien conservado de Galicia, en Riocaldo. Es decir, la Reserva por si mismo no tiene ningún tipo de capacidad de conservación más que la derivada de la sensibilidad de los gestores (alcaldes, etc), exactamente igual que antes.
Evidentemente, también conlleva efectos positivos: puesta en valor y conocimiento de los valores de la zona, contribución al desarrollo turístico y económico (turismo rural y de calidad...), concienciación y educación ambiental... todos ellos aspectos muy positivos. Y supone un deber moral por parte de los gobernantes, además de una ventaja a la hora de controlar sus actuaciones y evitar que caigan en incoherencias. La diferencia en este caso es que ésta será la primera Reserva gestionada directamente por la Consellería de Medio Ambiente (las otras lo están por los concellos y la Diputación de Lugo) por lo que es de esperar una mayor seriedad y amplitud de viras en su tratamiento. Pero la situación legal y de protección de la zona seguirá siendo la misma, por lo que, siendo una buena noticia de la que todos debemos felicitarnos, su éxito dependerá de la actuación y concienciación de la población y sus gobernantes.
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